viernes, 4 de enero de 2019

Cierro la puerta -no pego un portazo-

Cierro la puerta,
no pego un portazo.

La cierro porque a veces,
me ha hace falta un espacio,
un hueco en el día,
un día acurrucado.

No pego un portazo.
Necesito un espacio.

Necesito un espacio,
aunque parezca enlatado.
Un trozo de universo,
bajosobre el techo del cuarto.

Una parcela de cielo,
un firmamento imaginado.
Un lugar libre del mundo,
a la vez que de él limitado.

No es algo forzado.

Es un respiro buscado.

Por eso cierro la puerta,
pero no pego un portazo.

Lo hago a conciencia y con mucho cuidado.

No es por siempre, ni es un anzuelo,
tampoco es una trampa,
y ni de lejos un reclamo.

Sólo es el croquis de una frontera,
un rectángulo con diferentes trazos.

Si el corazón está frío,
se dibujan engrosados,
pero si la lluvia es ligera,
y los truenos menos que tantos,
puedo afinarlos,
e incluso borrarlos.

No es más que una puerta.
Nunca fue un portazo.

Ojalá no tuviera que volver a explicármelo.

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