miércoles, 20 de noviembre de 2019

ESCUPITAJO AL CAPITAL(ISMO, OF COURSE)

Cuando estoy ansiosa me emborracho más rápido. Es lo único que tengo para agradecer al capitalismo. Aunque si no fuera por él probablemente no necesitaría emborracharme, al menos intencionadamente.

No hay un respiro. Lo que tardaría en llenar mi caja torácica es demasiado tiempo, así que no la lleno, porque ya tengo que hacer la siguiente pregunta al siguiente paciente, rellenar su plantilla completa, escuchar, observar, explorar y escribir en seis minutos cuatro páginas y el siguiente. No respiro porque no da.

Mientras tanto el cuerpo pide agua, pis, aire, gluten, un abrazo y hasta bueno, “eso” también si me descuidas, porque con “eso” por lo menos habría siete segundos de relax.

Pienso que a mi jefe no le va a gustar esta observaión, ni la otra, pero máximo se mancha mi karma,porque ni me mira a la cara, mi jefe, el karma todo el rato. Nunca me habló más de tres minutos seguidos, mi jefe, el karma todo el rato. Tes segundos quería decir.

Quiero irme a casa. Aún quedan cinco de nueve (horas). Bueno, al menos las primeras cuatro pasaron rápido. De pronto un hueco al mediodía, qué pasó, QUÉ PASÓ. No importa porque no alivia las ganas de querer traspasar la pared al estilo “Los hombres que miraban fijamente a las cabras”. Como tres sandwiches a lo hámster porque debo hacerlo en veinte minutos si también quiero ir al baño antes de seguir y, bueno, el capitalismo no tiene en cuenta problemas de insuficiencia de velocidad mandibular.

Mierda, al final no vino nadie a los 30 minutos. Podía haber comido más despacio. No importa, puedo seguir mirando fijamente la pared.

Cuando el primero de los siguientes entra por la puerta presiento que esta vez no pararán hasta la hora de irme y efectivamente, no lo hacen. Siento que estoy embalando paquetes en una cadena de producción con lacito y todo. El lacito es dorado. También siento que soy mentira, porque sonrío, soy amable y escucho el máximo que puedo. A la vez quiero atravesar la pared de nuevo y mi pierna derecha se tensa hasta reventar porque quiere salir huyendo y yo no le dejo. También quiere patear algo y tampoco le dejo. No le dejo hacer nada, como a mi cerebro, que si piensa cuatro segundos podría proyectar quemar el edificio, de mi empresa, no de ésa en la que estoy trabajando, aunque creo que es porque no he pasado en ella el tiempo suficiente para enterarme de todo.

Cuando termina mi turno el guarda me apura para salir. Debo recoger mis cosas como si no tuviera tiempo, ese  cabrón, el tiempo, ese capullo detrás del que anduve todo el día y se me sigue escurriendo. Para colmo me cuentan que hay amenaza de tormenta. Hace dos horas que salí y recién empieza a llover. 

No ha sido un día de mierda, ha sido un día de capitalismo feroz, lo cual es mierda al cubo quedándonos muy cortos.

Mi perra me adora, el loco con el que vivo me ama también. Me quedo con eso y el puto dinero. Ese puto gusarajo que lo inmueve todo. Qué le vamos a hacer. No nos queda otra. No nos queda otra que arder. Ardamos. Pero juntos por favor, porque a solas duele y la cerveza nunca es suficiente.


 

viernes, 15 de noviembre de 2019

¡ES AL REVÉS!

Ayer conocí a alguien. Esta persona me dijo que el amor es al revés y yo empecé a caminar de espaldas. Pero vamos a ver, vamos a ver ¿Cómo que al revés?” “O sea que  ¿lo que vengo haciendo hasta ahora no va? O sea que ¿Todo mal? ¿Tan mal? ¿Tanto tiempo?"
Cuando me da por una idea así mi cabeza peligra y, cómo no, esta vez, chau. 

Por la mañana sentía que me había bebido todo Mendoza y de las tetas ni hablar, parecía que estuviera por parir quintillizos. 
"¿O sea que es al revés?" "Pero vamos a ver, vamos a ver."
Y cómo no, yo ciega, porque cada vez que digo vamos a ver, mi ceguera tiende a aumentar tres dioptrías por cada intento de ver. 

"Pero ¿cómo que al revés?" "O sea, ¿que no va a así?" "¿Que nunca fue?" "¿¡Que si no es así no es amor y chau, mandate a mudar, básicamente!?"  "¿Así de simple?" "¡¿Pero QUÉ ME ESTÁS CONTANDO?!"

Las horas, que no perdonan, han seguido pasando y el amor, al que aún todavía no he dado la vuelta, me ha seguido dando la espalda. 

He dormido una siesta de las de aquí te espero, claro, porque con la cabeza como un buque y la ansiedad a estallar no se me ocurría mejor cosa. Al despertar, por supuesto, el amor con sus reveses ahí, esperando, bien agazapadito, como diciendo venga dale dale más dale duro y yo diciéndome “no que no, que no es amor, que si es así, no es amor, que es al revés ¡ES AL REVÉS!”  

Para colmo pasa un rato y me dice, la chica que conocí ayer, me dice: “¡Y no!” “¡No se trata de cambiar!” “¡Tú no tienes que cambiar!” 
"Pero vamos a ver alma de cántaro, vamos a ver" – a todo esto la ceguera poniéndose las botas- "Pero ¿no ves el saco de mierda con patas que soy?” “¿Que me dicen que el amor es al revés y ya tengo cuerda para lo que queda de semana? “¡Que lo que soy es una desastre!" “¡Que veo una hormiga con alas y soy capaz de conectarla con la necesidad de emigrar a plutón!” "¡La necesidad de TODO EL PLANETA de emigrar a Plutón!" "Pero vamos a ver my love, vamos a ver" "Para  un poquito ahí porque pareces no darte cuenta de la embergadura del asunto" "Todo mal conmigo ¿entiendes?" "¡TODO mal!" "Persona altamente disfuncional, de concentración dispersa y clara tendencia a pasarse las metas por el forro de los ovarios" "¿Entiendes?" "¡No sabes con quién estás hablando!" "¿Cómo que no tengo que cambiar?" "¿Que tengo que aceptar el Tetris desarmado y de gelatina que soy y amar patas para arriba, o más bien, vivir patas para abajo esperando que el amor…?

Y entonces me caigo de golpe. Incluso los Tetris de gelatina acaban por encajar.

"Bueno, bueno. Ya está bien. Ya fue. ¡Basta!" "Mañana ya si eso volvemos a lo de siempre, maquillamos un poquito este entuerto y hacemos lo que se debe, lo de amar unidireccionalmente y bajo llave, como toda la vida, como se hizo siempre, y eso de los reveses y demás pa el que puede, que por aquí ya se nos van pasando los trenes y ahora sólo nos faltaba que nada sea lo que parece o, de nuevo, por millónesima vez, nos hayamos equivocado de viaje..."

A todo esto escribo tres líneas más y me planteo cambiar el billete. Aunque las piezas del Tetris se equiparen, ya nada podrá ser como siempre. La gelatina no se rompe como esos adoquines digitales y si para colmo al amor le da por darte vuelta ya quién sabe...o mejor dicho, nadie sabe por muchísimo que lo intente, ni un cuarto lo que se viene.


martes, 5 de noviembre de 2019

De creer a crear y viceversa

Una caricia en la nuca desde la coronilla una tarde de lluvia.
La tarde de lluvia y un chocolate caliente.
Unas palabras a punto cuando todo male sal.
“Estoy aquí contigo, justo aquí, y justo ahora”
“No lo olvides”
“Esto también va a pasar”


Parar en el momento preciso en que empieza el huracán.
Detenerse,
en el ojo del huracán.
Aprender el significado de esperar,
o traducirlo para que al menos se entienda:
"L’espoir"

Mirar con los ojos del otro.
Mirar sus ojos sin que duela.
Que duela y volver a mirar llorando unas palabras a punto
“Yo también te entiendo”
“A mí también me pasa”
“Toma mi mano, camina, hoy yo te llevo de vuelta”

Compartir una porción de tarta.
El café.
Mirar en el fondo de la taza la borra y no pensar en nada.
Dibujar la propia con la cucharilla y bostezar.

Un animalito acurrucado sobre la tripa.
Mi mano izquierda sobre su lomo,
la otra, escribiendo estas letras y después aderezarlas lo justo para que se entiendan.

Respirar vientre con vientre el mismo aire en una tarde de lluvia.
Tu mano sobre mi nuca y sobre ella  una caricia, 
una caricia que se arrastra desde la coronilla bajo este tiempo que nos cala.

Calarnos y callar.
Callar y no hacer nada.
No escribir ni media letra más.