viernes, 15 de noviembre de 2019

¡ES AL REVÉS!

Ayer conocí a alguien. Esta persona me dijo que el amor es al revés y yo empecé a caminar de espaldas. Pero vamos a ver, vamos a ver ¿Cómo que al revés?” “O sea que  ¿lo que vengo haciendo hasta ahora no va? O sea que ¿Todo mal? ¿Tan mal? ¿Tanto tiempo?"
Cuando me da por una idea así mi cabeza peligra y, cómo no, esta vez, chau. 

Por la mañana sentía que me había bebido todo Mendoza y de las tetas ni hablar, parecía que estuviera por parir quintillizos. 
"¿O sea que es al revés?" "Pero vamos a ver, vamos a ver."
Y cómo no, yo ciega, porque cada vez que digo vamos a ver, mi ceguera tiende a aumentar tres dioptrías por cada intento de ver. 

"Pero ¿cómo que al revés?" "O sea, ¿que no va a así?" "¿Que nunca fue?" "¿¡Que si no es así no es amor y chau, mandate a mudar, básicamente!?"  "¿Así de simple?" "¡¿Pero QUÉ ME ESTÁS CONTANDO?!"

Las horas, que no perdonan, han seguido pasando y el amor, al que aún todavía no he dado la vuelta, me ha seguido dando la espalda. 

He dormido una siesta de las de aquí te espero, claro, porque con la cabeza como un buque y la ansiedad a estallar no se me ocurría mejor cosa. Al despertar, por supuesto, el amor con sus reveses ahí, esperando, bien agazapadito, como diciendo venga dale dale más dale duro y yo diciéndome “no que no, que no es amor, que si es así, no es amor, que es al revés ¡ES AL REVÉS!”  

Para colmo pasa un rato y me dice, la chica que conocí ayer, me dice: “¡Y no!” “¡No se trata de cambiar!” “¡Tú no tienes que cambiar!” 
"Pero vamos a ver alma de cántaro, vamos a ver" – a todo esto la ceguera poniéndose las botas- "Pero ¿no ves el saco de mierda con patas que soy?” “¿Que me dicen que el amor es al revés y ya tengo cuerda para lo que queda de semana? “¡Que lo que soy es una desastre!" “¡Que veo una hormiga con alas y soy capaz de conectarla con la necesidad de emigrar a plutón!” "¡La necesidad de TODO EL PLANETA de emigrar a Plutón!" "Pero vamos a ver my love, vamos a ver" "Para  un poquito ahí porque pareces no darte cuenta de la embergadura del asunto" "Todo mal conmigo ¿entiendes?" "¡TODO mal!" "Persona altamente disfuncional, de concentración dispersa y clara tendencia a pasarse las metas por el forro de los ovarios" "¿Entiendes?" "¡No sabes con quién estás hablando!" "¿Cómo que no tengo que cambiar?" "¿Que tengo que aceptar el Tetris desarmado y de gelatina que soy y amar patas para arriba, o más bien, vivir patas para abajo esperando que el amor…?

Y entonces me caigo de golpe. Incluso los Tetris de gelatina acaban por encajar.

"Bueno, bueno. Ya está bien. Ya fue. ¡Basta!" "Mañana ya si eso volvemos a lo de siempre, maquillamos un poquito este entuerto y hacemos lo que se debe, lo de amar unidireccionalmente y bajo llave, como toda la vida, como se hizo siempre, y eso de los reveses y demás pa el que puede, que por aquí ya se nos van pasando los trenes y ahora sólo nos faltaba que nada sea lo que parece o, de nuevo, por millónesima vez, nos hayamos equivocado de viaje..."

A todo esto escribo tres líneas más y me planteo cambiar el billete. Aunque las piezas del Tetris se equiparen, ya nada podrá ser como siempre. La gelatina no se rompe como esos adoquines digitales y si para colmo al amor le da por darte vuelta ya quién sabe...o mejor dicho, nadie sabe por muchísimo que lo intente, ni un cuarto lo que se viene.


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