lunes, 15 de octubre de 2012

Señor Doctor


Señor Doctor en Imbecilidad máster en Inhumanidades:

Me complace comunicarle que por su culpa hace una hora que no paro de llorar. Sí, señor Doctor. Bien sabe usted que a su atrincherado ego no hay nada que satisfaga más que ver rezagado, asustado y hasta a veces aterrorizado a un inferior. En este caso estudiante, sus presas favoritas, pero pudiera ser cualquiera, para usted solo hay dos clases: usted y el resto, perdón, los restos.

Pero no es por mí que no paro de llorar señor Doctor. Mi gesto no era de miedo sino de confusión y mis palabras no buscaban más objetivo que el diálogo ante su inquisitiva postura. Lloro de pena señor Doctor. Me da usted una pena terrible y profunda. Me provoca usted desesperanza ante la humanidad y la vida. Me produce una infinita compasión. Cómo debe sufrir usted señor Doctor, ejerciendo la profesión que tiene como objetivo primordial ayudar a vivir, sin haber experimentado jamás un solo segundo de amor por alguien, ni tan siquiera por usted mismo.

Desisto en la tarea de preguntarme por qué es usted así señor Doctor. Por qué domina su cara ese gesto de juicio constante, esa mirada aniquiladora, ese porte a la defensiva. Por qué todo en usted emana ráfagas de superioridad, como si fuese solo suya la verdad. No ha entendido una sola palabra señor Doctor. Ni una sola coma de lo que significa vivir, de lo que significa ayudar, de lo que significa amar, estandartes de su profesión y de la de todos los seres humanos.

Por eso señor Doctor, no me queda sino agradecerle los dos minutos exactos de su estimado tiempo que me ha prestado tras hora y media esperando ilusionada poder comunicarme con usted. Me han sido de grandísima ayuda, una enriquecedora experiencia a la que sacaré enorme partido, probablemente mucho más grande que el que saco a sus palabras en sus eternas horas magistrales.

He aprendido qué clase de médico no hay que ser señor Doctor. En qué clase de ser humano debo a toda costa evitar convertirme si quiero ser vida y ayudar a otros a que lo sean.

Un cordial saludo a usted y otro a su ego, que parece dirigirse a usted con más eficacia que esta que le escribe.

De nuevo gracias, muchísimas gracias.

Atentamente,

La alumna que equivocada intentó comunicarse con usted esta mañana.


jueves, 11 de octubre de 2012

Hinojo y frutas


Nadie antes había descrito con tanta belleza semejante fenómeno. Quizá porque no era uno de esos fenómenos naturales, probablemente porque a nadie antes se le había ocurrido mezclar en el mismo agua hirviente una bolsita de hinojo y otra de frutas del bosque, seguramente porque nadie había amado antes como ella lo hacía, porque jamás nadie antes había sabido amar como ella, o porque, con toda probabilidad, el blues que empañaba los cristales de la habitación no le dejara otra opción.
La cuestión es que lo hizo y así se lo hizo saber en una servilleta de papel que le dejó sobre el mantel por lavar.

“INFUSIÓN DE HINOJO Y FRUTAS
  Flotando en el mismo agua, desesperados, enloquecidos. Trotando en la misma esencia. Locos. Desatados. Ahogados y supervivientes de cada zambullida. Exhaustos y recomenzados. Pendientes de un hilo de sangre. Dejando fluir nuestra esencia. Deslizándonos por las paredes de nuestro bote ardiente. Dejando escapar el hálito estremecido del aroma entremezclado de nuestro deseo. Hundidos en roja pasión de sabor recíproco. Inevitablemente enredados, absorbidos, reabsorbidos, bebidos, embriagados, revueltos y mixtos. Desarmados y desalmados en sabor mutuo. Así estamos.El pollo está en el horno”

Salió con la chaqueta del revés y una manzana entre los dientes.

Aquella noche hubo más que un té de dos infusiones.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Completa el verso que falta


Ven a mi casa cuando  ____________
y llama suave a mi espalda.

Mira mi sonrisa a la hora de ____________
y escucha cómo ____________
observa que ____________ y después grito, lloro,callo.

Dime si ____________ y descubre que ____________
No esperes.
No demores en ____________ y ven.
Solo ven.

Escribe en mis líneas versos libres.
Versos ____________



domingo, 6 de mayo de 2012

Retrortulianos


Tengo 24 años y estoy soltera. Estudio, trabajo, como, duermo y la tercera función vital también. Para algunos me va bien, para los que saben un poco más no tan bien, para la sociedad soy un número disfuncional.

Los tertulianos critican a la juventud. Parece ser que no hacemos nada, que no hacemos nada en el sentido más espiritual o comprometido de la palabra. Sí, parece ser que no hacemos nada, o eso dice la radio cada vez que decido envenenarme escuchando su asfixiante sintonizar de ondas negativas.
Estoy de acuerdo, no hacemos nada, pero tampoco ustedes lo hacen “¿Dónde está esa juventud comprometida de la época de la dictadura franquista?” Jubilada señores, jubilada o en prejubilación, probablemente dedicándose a lo que realmente le gusta, sueño vital de la mayoría de trabajadores de nuestra suciedad. Parece mentira que no sepan esto, señores analistas, tertulianos, cronistas, desilusionistas, critiquistas y frustristas.
“Ya no existen idealistas como los de antes” Por supuesto que no y ¡menos mal! Porque si fuesen como los de antes no serían como los de ahora mis señores.
El verdadero problema mis queridos comodones, comodines y comodistas es que no existe la conciencia de irrealidad, la aceptación que verdaderamente nos libera de idealistas como los de antes y esa juventud comprometida de la dictadura. La capacidad y desarrollo necesarios de herramientas humanas que nos permitan pintar el futuro sobre un fondo vacío y proyectar  en él nuevas bases de ideas o nueveas, o como queramos llamarlas, porque no van a ser nada de lo que ha sido antes.
No, los jóvenes no sabemos solucionar problemas porque lo que tenemos que saber es la regla de tres, la tabla periódica, en qué año murió fulanito de tal y cuál fue la obra más importante de menganito de cual.
Si no les causa mayor inconveniente, por favor, la próxima vez que abran  eso que tienen bajo la nariz deténganse a pensar de dónde viene lo que van a lanzar a su papel borroso, su micrófono oxidado o su teclado artrítico. Puede que les sorprenda lo increíblemente osteoporótico y plagiado que resulta su discurso, pero no se preocupen, nunca es tarde para aprender a ser libre.

Tengo 24 años estoy soltera y queridos contertulios me va bastante mejor de lo que muchos piensan o hacen que.

domingo, 18 de marzo de 2012

Breve historia de lo que se puede ser

- La inteligencia no existe. Es una pamplina, una estupidez, el mayor de los límites que un sistema de falsas creencias nos impone para acorralarnos en nuestras propias vidas y que perdamos la capacidad de crear, de solucionar problemas y así hacernos incapaces, inútiles, ZOMBIS.


Aunque pudiera pensarse lo contrario y sin contexto previo, Juanlo no estaba excitado, ni movía las manos en anárquicos aspavientos cortando el aire irrespirable de aquel tugurio que era la habitación de Glo.

- Nos hacen creer que en la historia ha habido grandes genios, incluso los incluimos en nuestro lenguaje “Claro, claro, es que ése se cree Einstein” Hasta algunos, en círculos de lo que se autoconsideran intelectuales llegan a decir “se cree Albert” Chorradas, gilipolloeces ¡sandeces!  ¡que no!¡que no!¡que no JODER! ¡LA INTELIGENCIA NO EXISTE!

Se podría creer que ahora sí, que ahora Juanlo comenzaba a excitarse realmente, a cabrearse de verdad. Sin embargo, Glo lo observaba tranquila, serena,con un orgasmo entre las piernas y la mano sobre el abdomen. No tan tranquila y serena como las palabras de Juanlo, cuyo orgasmo ya había abandonado la entrepierna hacía rato.

- Exageras Juan, exageras. El otro día no parabas de explicarme frente a la marquesina que no hay dos átomos iguales, que no existe en medida alguna copia de nada, que es absolutamente imposible la repetición de algo. Que no puede ser que se diga que no hay nada nuevo ni lo vaya a haber nunca, cuando cada porción de existencia es nuevamente creada a cada instante ¿Qué hay entonces de la inteligencia? Está Albert y también está tu pobre primo Alberto. Existe, claro que existe y es diferente en cada persona.

Como siempre Juanlo elevaba las comisuras de los labios ante las intervenciones de Glo. En realidad, no las elevaba él, sino su amor hacia aquel ser diminuto, de proporciones diminutas y sonrisa galáctica.

- Nos hacen creer que no podemos Glo. Todo, todos nos hacen creer hasta lo más profundo de nuestro ser que no podemos. Quien ahora esté leyendo nuestra conversación seguro que no imagina ni por casualidad que conversamos sobre su mesa, desnudos, con olor a sexo y vino barato sobre unas sábanas gastadas. Por una parte, porque quien nos crea ha avisado del tugurio infernal que elegimos para nuestros encuentros esporádicos y por otra, porque no cree en su propia capacidad de construirse para construir. Me pregunto de qué servirá que quien nos lea se tome la molestia, si no tiene la menor conciencia de esa capacidad tan únicamente suya de hacer de nosotros alguien distinto en cada lectura.

Glo nos regaló una de sus sonrisas  y Juanlo cerró la puerta feliz, como él es. Y créanme si les digo que Juan Lo ES.

viernes, 27 de enero de 2012

¿Por qué tu boca?



Es como un ruido ensordecedor sin sonido
el mundo, las pelusas bajo la cama,
el miedo, la tía Eulalia

Por qué

si existe la música,
el chocolate sin leche y la fotografía mal hecha a propósito,
por qué tu boca.

La histeria agazapada en los oídos,
las represiones apresadas gritan en la garganta,

no me dejan escuchar nada

a no ser
que salga de tu boca.

Por qué tu boca
si es que dibuja el mundo bellamente,
dibuja las pelusas, el miedo,
y hasta la tía Eulalia

Acalla las batallas de mis tímpanos
y esculpe dulces sueños en mi almohada

Tu boca por qué
Tu boca escucha
Por qué tu boca
Tu boca habla
Tu boca acalla
tu boca
espanta.

Asesina el miedo al miedo
¡Calla!
¿Por qué tu boca?
¿Por qué?

Si quiero escuchar mi voz,
quiero que sean mis palabras la que silencien el amor que se hace agua en los labios de todas tus miradas.
Soy yo quien debe hablar
hacer del ruido sonido,
de estos labios que te aman
y aman tu boca
algo suave,
dulce,
vida,

Calla.

sábado, 21 de enero de 2012

Y Picasso vio el toro

Y Picasso vio el toro.

Hace unos días una exposición que vi en Madrid me desvelaba una de las grandes obsesiones que me acompaña estas dos últimas semanas. Da Vinci lapidó cualquier forma de Arte escrito frente a la pintura. Según él, ningún escritor podría descubrirle mediante palabras algo que él no fuera capaz de observar, ver y después expresar mediante el dibujo.

Los grandes genios albergan en sus cerebros la pureza de la visión, en el sentido más amplio y en expansión de la palabra.

Y Picasso vio el toro.

Para quien lo quiera entender, ese toro de Picasso es un toro de aquí a la República Democrática del Congo. Puede gustar o no, pero no se puede negar el genio que dirige las cuatro pinceladas certeras en apenas veintiocho segundos memorables.

Lo que no tuvo en cuenta Da Vinci es que los verdaderos genios como él dibujan sin papel, son y entienden lo que ven. Su genialidad está en ser universales dentro de una realidad a la que todos tenemos acceso, pero solo algunos, muy pocos, acceden. Al resto nos queda conformarnos con intentar ver y disfrutar de cómo ellos lo hacen.



viernes, 20 de enero de 2012

No necesito que nadie me explique esta silla vacía

No necesito que nadie me explique esta silla vacía a mi izquierda


No quiero saber dónde ni cuándo
ni cómo ni por qué
ni una pizca de ti queda en ella.

Porque cuándo es ahora,
cómo es un modo u otro,
y por qué nunca tiene respuesta.

Detesto este olor a ausencia
las palabras que en el aire ya no vuelan.

Detesto esta silla vacía,
un esqueleto de madera a mi izquierda.

No me hacen falta parches de consuelo, razonamiento o entereza.

Porque el silencio basta para dibujar tu silueta,
es suficiente el recuerdo para rememorar aquel día de fiesta,
las risas, los gritos,
las bromas y las peleas.

Es tan simple como que ya no estás,
tan sencillo como que en esta silla ya no te sientas,
crudo como la realidad
que ya no reposa sobre la madera.

Así que no necesito saber nada más que lo este mueble me cuenta

Que solo ya en mi memoria podrán vivir tus poemas
y que la vida escoge mi silla
dejando la tuya desierta.