Hace tanto que no te escribo…
Es como que hace mil que escribir no era lo urgente. Pasaron
un montón de cosas, no te haces una idea, y hoy es ese día que
-no puse la fecha, no sé si importa, pero es cuatro de
agosto de 2020-
que baja todo.
No quería pensar que es la Luna, porque luego me meto en las
páginas que me cuentan que claro, que es que hoy los astros esto y lo otro, y
mi fanatismo se despierta, y ya no escribo más.
La cosa es que hoy, como todos los días, me despierto a las
4 de la mañana y me digo “otra vez me despierto a las 4 de la mañana” “QUÉ ME
PASA” “PERO YA BASTA ¡QUÉ MIERDA”
Porque no es que me despierte a las 4 de la mañana toda
feliz y contenta. No. Me despierto sudorosa, vejiga apremiante, como si no
existiera nada más en el mundo que ese pis que tengo que expulsar, y con la
parte derecha de mi cuerpo petrificada.
Exagero. Ya sabes, siempre lo hago.
No petrificada como a los veinte, pero sí rígida,
contracturada, como luchando o resistiéndose a alguna cosa, o persona quizás...
No sabría.
Ya sé, estás harta de escuchar siempre la misma historia que
rebota contra las mismas paredes (las frases hechas de mi padre siempre se cuelan en mis letras y cuando las quiero borrar porque no van ni con cola siento una traición tan grande que ahí quedan).
Bueno, ¿qué sigue? ¡Ah! ¡Sí! Lo del cielo.
Que algo pasa en las alturas estos días o ahí abajo, porque
siento que una historia me invade la cabeza y luego se me instala en la tripa y
me vuelve a subir en cosquillas para volverme de nuevo loca en las alturas y
así.
Yo la miro y ahora ya aprendí a esperar, porque sé que mientras
esté ahí arriba no va a salir nada ahora aprendí a esperar…
Pero es que no sé, hoy es como que se me vino todo encima y
no sé cómo gestionar tanta paja existencial. O sea, no sé si paja o vida en
cantidad, porque con esto de las Lunas creo que es vida que se me baja de golpe
a la entrepierna, y me cuesta tanto parirla, me cuesta tanto, pero eso ya
sabías.
La cuestión es que da igual porque si mañana a los astros
les da por otra cosa ahí queda toda esa puerta de par en par y yo como una
tonta mirándola, y me fijo y otra vez la cabeza con su “todo lo que hubiera
podido pasar si los astros otro día, otra cosa” Y así... Y así…
Y bueno, y ya está y nada más por ahora (comosiestohubierasidoalgunacosafin.)