La mujer salvaje que habito es niña todavía en mis palabras.
Le asusta a horrores la mentira
y le da mucho miedo la verdad.
Me mira.
La niña salvaje que me habita no es mujer todavía en todas
mis letras.
Quizá falten letras todavía,
quizá quedan letras por inventar,
o puede que ya estén inventadas, pero vivan en la mujer
salvaje-niña-todavía-ser-sin-palabras-letras-nuevas-por-imaginar.
Por eso las verdades me las cuenta Erika,
o Cristina,
y algunas me las susurra bajito Liliana para no asustarme todavía
más.
A veces sé que la niña salvaje que me habita tiene un nudo
en la garganta.
A veces grito que la mujer salvaje que calla es una garganta
anudada que la niña un día tuvo que amordazar.
Mardía me contó que la mujer salvaje que llora simplemente
se quiere derramar.
Mientras tanto a la mujer salvaje que no soy aún le duele la
niña que sí
y la niña que sí busca su lugar en una tierra que No,
que No hay lugar,
que No hay tierra,
que No hay palabras donde
Pueda
Diga
Haga
Sienta
Ame
Ría
Llore
Cante
Llante
Y todas las letras
retejidas que quedan por ordenar.
Letras y palabras que aún no son mujer,
pero que un día lo serán.
Palabras y letras que habito y que el miedo no debería
silenciar.
Habla niña,
mujer palabra,
palábrate hasta estallar y más.
Salvájate y canta, mujer y niña,
llora y llanta y palábrate aún más.
No pares nunca, hazte letra nueva,
mujer-palabra,
palábrate ya.
Letréate y habla
mujer y niña,
no permitas que te silencien más.
Habítame mujer
salvaje,
quédate en todas mis
palabras
y tráeme las que a la niña le hicieron callar.
Mujer-letra
Mujer-palabra
Mujer-historia-por-contar
Mujer niña todavía, te quiero en todas las palabras,
no sólo en las mías,
te quiero en todas las demás.
Te quiero en todas nosotras, mujer y niña,
no nos dejes escapar.
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