lunes, 3 de diciembre de 2018

Las papitas ésas con salsa de tomate y guacamole

- El caso es que me di cuenta de cómo una fuente de papas puede superar al hombre.
- ¡Ah bueno! Bien. Felicidades. Bienvenida al club de las tentaciones.
- ¡No! ¡En serio! ¡No! ¡No hablo de eso! A ver, la cosa es que fui con el Juan éste a la cerveccería ésa donde ponen papas con detodo y ahí fue que me di cuenta, con las rancheritas ¡oh Dios! Las rancheritas...
- Sí ¡ya sé! ¡imposible escuchar al tipo! El guacamole ahí con su "cómeme ya o te embuadurno yo mismo toa la boca" y la salsita ésa de tomate caliente abriéndose de piernas para que la rechupetees...si ya sé ya y con todo eso y en todo el medio, las papitas ahí, crujientes, pero lo justo, ya sé ya.
- No,no ¡que no! ¡que no es eso! ¡el tema es lo de adentro!
- ¿La cagaron con la freidora? ¿Se les pasó el blandito ése justo después del crujiente de afuera? ¡Qué tragedia tía! ¡QUÉ TRAGEDIA! Yo no voy más.
- ¡Ay no! No te hablaba de ese adentro ¡bah! A ver, escucha un poco, digo el mío, el adentro mío, el tipo como que se me queda en la epidermis, justo ahí en los pelos y claro, las papitas le ganan por goleada. No se puede tía, no puede ser que haya gente con menos capacidad de penetración que una papa frita ¡Yo no lo entiendo!
- Bueno, no sé, te comes las papas y punto, le das duro a las salsas y fuera ¡qué le vas a hacer! Te enroscas con unas cosas...
- Ay sí, ya sé, pero estás en un vis a vis, el tipo no para de hablar, de intentar captar tu atención y a mí no se me da más que por babear por las papas, porque si lo vieras, en serio ¡es como si estuviera solo! O sea, hay gente que realmente cree que puedes ir a la velocidad de sus pensamientos en una conversación. Porque éste ¡éste era una ametralladora! Muy terrible. Y que si el doctor fulanito de tal, que no sé qué experimento de psicología hizo sobre no sé qué sistemas con nombre alemán y qué sé yo qué cosas. Imposible, en serio, insoportable la charla. Y las papas ahí, y a mí que se me cierra el estómago porque el tipo me ahoga con tanto palabrerío y tanta expresión de admiración por los psicólogos alemanes y sus movidas, y la salsita de tomate que se enfría...Un horror, en serio ¡un horror!
- ¡Pero mándalo a la mierda! Te comes las papitas y el tipo ¡que hable! A más toca.
- Ah sí claro, ya bueno, pero es que no es tan fácil. Porque te busca con la mirada ¿sabes? Él quiere que le sigas y asientes y que sonrías y que de vez en cuando digas algo, no sé qué, bueno algo muy corto, algo como monosilábico para que él pueda seguir hablando, pero con la periocidad suficiente como para que pueda chequear que realmente le estás escuchando. Y por supuesto debes pasar el test de la pregunta estratégica para comprobar si realmente sabes lo que te está diciendo.
- Ah ya bueno, entonces nada, no más Juanes, búscate un mudo, o una iguana, vas a ver qué bien.
- Sí. Ya. Y no te he contado lo peor. Lo más trágico es cuando por fin relajas la boca del estómago, te tapas los oídos, bajas la mirada y ¡pah! te metes una papa en la boca. Bueno ¡bueno! Ahí ya la cagaste, ahí ya abriste las compuertas de la tragedia porque claro, la realidad, la verdadera verdad te explota en la lengua y te das cuenta de cómo una papa te lleva a la gloria cinco mil veces más rápido y eficazmente que el que apunta a querer meterse contigo en la cama esa noche y bueno, en fin, que la depresión está servida.
- Estás loca.
- ¡Bah! No sé...
- Llévate las papas a la cama y problema arreglado.
- Sí, no sé, igual tienes razón, pero...
- ¿Pedimos otra? ¡No has probado bocado!
- Bien...bien sí, ya luego te cuento lo de su hermana si eso.
- Ok. Dale ¿nos pone otra de estas papitas si es tan amable? Con bien de tomate, sí, gracias ¿Y otra cañita? Perfecto gracias, gracias y pero con bien del tomatito ése ¿eh?


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